"Esta pérdida es tremenda para nosotros. Son piezas irrecuperables". La presidenta de la Fundación de Amigos del Museo de Arte Sacro de Tucumán, Elvira Frías Silva, estaba pálida. Ayer, cuando ingresó al edificio para comprobar si la lluvia había producido algún daño, encontró una escalera que colgaba de un boquete del techo, y dos piezas históricas de oro y plata faltaban en las vitrinas.
El 30 de diciembre fue el último día en que la galería estuvo abierta al público. El edificio cuenta con alarmas en la puerta de acceso (ubicada en calle Congreso de Tucumán 53) y en cada una de las vitrinas donde se exponen los objetos históricos. A las 11.45 de ayer, Frías Silva abrió la puerta del museo, e inmediatamente desactivó la alarma de la puerta de entrada. "Mientras ingresaba el código, la tesorera del museo, Zine Ajmat de Toledo, notó que había un poco de agua en el suelo", contó la presidenta de la fundación.
"Es una casa vieja, por lo que era de prever que, por la tormenta, hubiera, al menos, agua en el interior", dijo Frías Silva. Pero en uno de los salones, las mujeres se quedaron boquiabiertas cuando descubrieron un agujero en el techo, y una escalera de soga descendía casi hasta el suelo.
El boquete fue realizado a la misma altura de donde se encontraba una vitrina, que exhibía, entre otros elementos, una Custodia de oro que pertenece a la iglesia Catedral. El vidrio que protegía la exposición estaba roto, y faltaba uno solo objeto: la Custodia. A menos de cinco metros se encuentra otra vitrina, que también fue atacada. Y de su interior, habían sustraído solamente una Custodia de plata que data del Siglo XVIII. "Son dos de las piezas más importantes del museo. Una es muy antigua, de la época jesuítica. Es muy preciosa y tiene apliques de oro", explicó Frías Silva. La otra, la de oro, tenía detalles de rubí, diamantes y otras piedras preciosas.
Celebraciones especiales
"Las Custodias son utilizadas para exhibir las hostias en la mesa en las celebraciones especiales de las misas", explicó Sara Peña de Bascary, miembro de la Junta de Estudios Históricos y colaboradora del museo. El presidente del Consejo de Administración del Museo, Olegario Von Büren, realizó la denuncia ante la Policía. Inmediatamente, personal de la Sección Robos y Hurtos, supervisados personalmente por el subcomisario Miguel Luna y por el comisario Raúl Ferreira, comenzó a trabajar en el caso. Los peritos de Criminalística buscaron huellas digitales y todo rastro que los ladrones pudieron haber dejado.
La escalera estaba atada a una viga que atraviesa el techo del edificio. "Sabían perfectamente en que lugar debían romper el techo. Además es extraño que solamente se hayan llevado esas dos piezas, habiendo otros objetos de valor", dijo Peña de Bascary, mirando los vidrios rotos.
Una de las incógnitas que tratan de develar los investigadores, es por qué no sonaron las alarmas que se encuentran instaladas en cada una de las vitrinas. De hecho, en el momento en que se realizaban las pericias, comenzaron a sonar cuando uno de los policías tocó uno de los vidrios rotos.
Sin embargo, nadie desde afuera ni desde la sede de la empresa que conectó la alarma escuchó el sonido en los casi 12 días en que la galería estuvo cerrada. Frías Silva cree que los ladrones aprovecharon la noche vieja para realizar el atraco, y que el sonido de la sirena fue opacado por los fuegos artificiales. Por su parte, Peña de Bascary, plantea las dudas: "o las alarmas no sonaron, o lo hicieron y las desactivaron inmediatamente, por lo que no llamó la atención", expresó.
De lo que no tiene dudas la especialista es de que se trato de un robo planificado y por encargo. "No se llevaron más que esas dos piezas. Eligieron muy bien y sabían lo que venían a buscar", manifestó. El valor de los objetos es incalculable. Si bien se trata de piezas hechas de oro y plata y que cuentan con apliques de piedras preciosas, al no estar en el mercado no hay una estimación de lo que pueden valer. "Si a eso le sumamos el valor histórico que tienen, es invaluable", dijo, lamentándose, Peña de Bascary.
Profesionales
Para la Policía, no se trata de un robo más. No descartan que los elementos sustraídos ya hayan sido sacados de la provincia, y que su destino final sea algún coleccionista de algún país europeo o de Estados Unidos. Por las dudas, solicitaron los videos que tiene el museo de las semanas anteriores al robo. De esa manera, tratarán de encontrar algún sospechoso que haya observado con detenimiento el lugar, y especialmente las vitrinas donde se encontraban las custodias.
Durante el receso, las cámaras estuvieron apagadas, por lo que no se cuenta con imágenes del momento del atraco. "Nuestro presupuesto son los $2 que cobramos de entrada. Las apagamos porque no podíamos costear las grabaciones durante el receso. Pero las alarmas continuaban funcionando", explicó Frías Silva.